Esta newsletter la mando a destiempo. Porque la vida, a veces, es un poco eso: un tiempo destemplado donde no todo pasa cuando una quiere, pero siempre tiene algo que te aporta.
Estoy dando pasos agigantados para cambiar muchos aspectos de mi vida.
En mí.
En mi forma de ser y de cómo me tomo las cosas de mi entorno y convivo con él.
Soy una persona que empatiza demasiado con los demás, que se preocupa más por lo que le pasa al resto que por elegir lo que me hace bien a mí.
Es un hecho.
Cambiándolo.
Pero es un hecho.
La lección que estoy aprendiendo es que curar no significa que todo lo voy a sentir como que está perfecto de repente, para siempre. Es una idea errónea por la que solía castigarme. ¿Por qué si estoy curando, sigue doliendo? ¿Por qué si estoy curando, me siguen afectando? ¿Por qué me siento así otra vez cuando, en principio, está todo bien?
En cambio, sanar significa que tienes mejores mecanismos para lidiar con las emociones más difíciles cuando vuelven a inundarte, tienes más compasión por ti, comprendes tus factores desencadenantes, estableces límites más fuertes, creas estándares que mereces. No buscas comprenderlo todo ni a todos. Ahí otro de mis errores. Por mi falta de confianza, por mi falta de autoestima, busca(ba) justificación a todos los comportamientos de otros, a todo lo que ocurría. Y eso me afecta(ba) a niveles irracionales.
¿Por qué no me ha elegido a mí?
Y mi psicóloga lo que me pregunta es: ¿Tú qué quieres? ¿Lo hubieras elegido? ¿Te has dado el espacio para escucharte?
Ahí empieza un dilema importante dentro de mí. Elegir. Yo. Casi nunca me he planteado que yo puedo elegir, sino más bien, que es el resto quien me elige. Eso provoca una necesidad de validación externa que no me aporta más que dolor y dependencia.
Mis inseguridades me han planteado unas normas del juego en las que no soy yo quien elige, que ese poder no está en mí y que lo que yo quiera no importa. Estoy aprendiendo a decir: “Jod*r, si eso es lo único que importa” y de ahí aprender a relativizar, a no poner expectativas, a disfrutar de situaciones que yo elijo.
Cuando lo entiendes (y aún estoy en ese proceso), aprendes a anteponer tu salud mental a todo lo demás.
Está bien.
Cuando a veces eso se tambalea y me vuelvo a sentir en el capítulo 1, pienso que me metí de nuevo en la casilla de partida. Sin embargo, no estoy ahí. Los bajones, el repensar, forma parte de progresar.
Hay que destruir para reconstruir y eso, muchas veces, duele y desestabiliza, pero esos cimientos serán más sólidos.
La vida tiene muchos capítulos diferentes, así que no dejes que un mal capítulo acabe el libro.
No hay días buenos sin días malos.
Imagínate. No sabrías valorar cuándo estás bien, sin antes haber estado mal. No puedes valorar el opuesto sin haber vivido ambos.
Creo que hay un punto en tu viaje de curación en el que dejas de intentar convencer a otras personas de que hagan lo correcto y a ti misma de hacer lo que no eliges o no quieres, solo porque lo das todo por los demás. Simplemente, observas sus elecciones, comprendes su carácter y decides qué vas a permitir en tu vida. Vas a elegir.
Los límites saludables comienzan con la autoconciencia. Tienes que saber quién eres, qué sientes y necesitas, y para qué tienes o no energía. Entonces puedes identificar y comunicar tus límites. Sin esa reflexión, no encuentras respuestas. Yo me vivo en este proceso de autoconciencia. A veces pienso que sí lo tengo claro y me doy cuenta que mis comportamientos destilan lo contrario. Jod*r.
¿Por qué sigo pensando en gente que no está en mi vida y me hizo daño? Gente que proyectó en mí su frustración porque me veían como una rival en sus objetivos.
¿Por qué sigo cediendo en situaciones que no quiero repetir?
Últimamente, he estado deseando más momentos calmados. Momentos que no sean duros para mi cuerpo, pero sobre todo, para mi cabeza. Momentos que son suaves. Aterciopelados. Momentos en los que puedo exhalar tan profundamente como puedo respirar. Donde parece que el mundo se para por un instante. Momentos fáciles como el domingo por la mañana. Más de esos.
A todo el mundo le pasan cosas malas.
Es inevitable.
Y no es una excusa o una justificación para hacer daño a otra persona. Aun así, todos compartimos el experimentar el sufrimiento. Ningún ser humano pasó por este mundo sin derramar una lágrima, sin sentir pena o sumergirse en un mar de dolor.
Date cuenta, eres parte de todo lo que sucede a tu alrededor, no simplemente una observadora; no es tu trabajo darle sentido a nadie ni darle sentido a nada. Cuanto más empática eres, más cuesta esto porque te pones en el lugar del otro con tanta frecuencia que pierdes el foco en ti. Escucha cómo te hace sentir y responde en consecuencia. En cómo respondemos está nuestro poder.
Al final del día, lo que más importa es cómo haces sentir a otras personas, cómo les impactas, cómo haces que sus vidas sean un poco más brillantes en cada momento que pasas con ellos. Sin olvidarte de ti. De lo que te hace bien. De lo que eliges.
El dinero importa, pero no es lo que más.
El placer importa, pero no es lo que más.
La conexión importa.
Los recuerdos importan.
Reírse importa.
Tú importas.
Escribo desde Barcelona 🇪🇸 donde estaré unos meses recuperando mi rodilla y mis hábitos.
✨ En qué estoy metida
En los próximos días voy a mandar la primera versión digital de la Guía Local de Menorca a quienes la compraron en preventa. Una primera versión que va a ir aumentando en calidad y cantidad de contenidos.
Me han invitado a participar en una de las mesas redondas de FOA BCN. Mientras escribo esto aún no ha pasado, cuando tú lo leas, estará pasando. Ahora estoy histérica a la vez que emocionada de estar en un auditorio tan grande con más de mil personas escuchándome. Es un reto que tengo ganas de superar con éxito. Que sé que superaré con éxito.
📚 Qué me tiene enganchada
Llevaba años con ‘1Q84 - libro 1 y 2’ en la estantería de mi casa. Vivió incluso mudanzas y no me había puesto a leerlo aún.
Me está gustando.
Es un buen tocho, pero aprovechando que a Murakami le han dado el premio Princesa de Asturias, pues os recomiendo sumergiros en su mundo tan peculiar.
🎶 Qué suena mientras escribo estas líneas
El Tiny Desk Concert de Fred again…
✍️ A mi yo de mañana
Tú. Tú. Tú y tú. Eso es lo que importa. Pregúntate cada día si estás haciendo lo que tú eliges o lo que otros han elegido por ti y ve a muerte con ello.
👋 Me gusta conectar con las personas y compartir ideas. Me encantaría que me escribieras por email o en los comentarios y compartamos puntos de vista.
🧠 Si quieres compartir esto con otros,👇
🙋♀️ Si pasabas por aquí y no quieres perderte estas historias y reflexiones,👇
🔎 Si te apetece leerme en mi día a día, sígueme en Instagram y en Twitter.