Escribo
Escribo porque un día me sentí incómoda;
Escribo porque sigo incómoda;
Escribo porque alguna vez noté que debía salir de mí.
Escribir es desnudar el alma. Mi alma. Al igual que un susurro solo es relevante mientras dura, las palabras impregnadas de tinta solo son relevantes mientras necesitas (re)leerlas.
Y lo escribí;
Y lo sentí;
Y lo leo y releo para sentirlo otra vez.
Libero mi alma. Mi mente. Todo mi yo. Ahora. Pero hubo un tiempo en el que acabé mi tinta. Se secó de no usarla. Sentía una apaciguada y dormida comodidad en mí. El vacío. El hacer por hacer. El hacer sin sentir. O el no-hacer.
Y guardé la pluma;
Y guardé mis recuerdos;
Y guardé mi esencia.
Nunca debí hacerlo. Hubo alguien que me insistió: “Si esto te mueve, hazlo. Si esto te llena, escribe. Escribe porque debes hacerlo. Escribe”.
Y lo hice;
Y volví a escribir;
Y volví a sentir mi cómoda incomodidad.
Ahora hay quien me dice: “Lo que escribes me llena. Me llega. Lo que escribes me representa”. Dejé de ser cobarde y de vivir en condicional. Dejé de vivir en una inercia permanente para vivir en mi cabaña de presentes verdaderamente perfectos. He escrito. Lo he sentido. Y he empezado a pensar que mientras haya quien necesita leerlo, seguiré escribiendo. He empezado a pensar que sí aporto. Por un segundo. Por un instante. Por ese diminuto impulso eléctrico que te recorre mientras duran estas líneas.
Bukowski hacía habitable un mundo descompuesto. Transgresor. Directo. Confesional. Pregonaba que solo deberías ser escritor si sale ardiendo de dentro de ti. Si sale espontáneamente de tu corazón. De tus tripas. De tu mente. De tu boca. Si no, no lo hagas. Porque la bibliotecas del mundo bostezan hasta dormirse de escritores pretenciosos y personas que se llaman a sí mismos como tal.
“A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.”
Aún busco saber si hay otro camino. Mientras no lo haya, seguiré escribiendo. Liberando mi alma. Gastando tinta. Siendo y sintiéndome incómoda.
Escribo porque un día me sentí incómoda;
Escribo porque sigo incómoda;
Escribo porque sigo notando que debe salir de mí (hacia ti).