No pretendo ser perfecta
No pretendo ser perfecta tomando decisiones.
No pretendo ser perfecta hablando en inglés.
No pretendo ser perfecta escribiendo.
No pretendo ser perfecta como hija.
Como pareja. Como amiga.
No pretendo ser perfecta trabajando sin cometer errores.
No pretendo ser perfecta vistiendo.
Ni entrenando. Ni alimentándome.
No pretendo ser perfecta expresándome.
No pretendo ser perfecta hablando mis idiomas nativos.
No pretendo ser perfecta comunicándome en cualquier medio.
No pretendo ser perfecta dando entrevistas.
(Ni participando en ellas).
No pretendo ser perfecta siguiendo mis hábitos.
No pretendo ser perfecta planificando mi día (o mi vida).
No pretendo ser perfecta como futura madre.
No pretendo ser perfecta queriéndome a mí misma.
No pretendo ser perfecta queriéndote a ti.
No pretendo ser perfecta cumpliendo mis compromisos o el contrato que hice conmigo misma.
No pretendo ser perfecta estudiando.
No pretendo ser perfecta saciando mi curiosidad.
No pretendo ser perfecta cumpliendo mis objetivos.
No pretendo ser perfecta como mujer.
Como persona. Como ser humano.
No pretendo ser perfecta cumpliendo las expectativas de los demás (ni las mías propias).
No pretendo ser perfecta visitando todo lo que me gustaría en un mismo viaje.
No pretendo ser perfecta gestionando mis emociones.
No pretendo ser perfecta al conocerte.
No pretendo ser perfecta al no idealizarte.
No pretendo ser perfecta leyendo cada día.
No pretendo ser perfecta.
Solo estoy haciéndolo lo mejor que sé en cada momento.
Aprendo de lo que podría mejorar para hacerlo mejor la próxima vez.
No pretendo ser perfecta porque la imperfección es lo que nos hace humanos y, ante todo, soy una persona muy imperfecta.
✨ Cosas que me guardé para compartir en esta carta
Cumplir uno de mis sueños: visitar la Patagonia.
Y visitarla en otoño. No hay momento más bonito y mágico que ver cómo los tonos rojizos lo tiñen poco a poco, como un manto.
Y fundirme en su bella naturaleza en otoño con los trekkings por el Chaltén y el Fitz Roy.
Y sobre el glaciar del Perito Moreno. (Que compartí por aquí).
Sus azules.
Y el ensordecedor bombardeo de los desprendimientos de hielo en pleno silencio.
Conocer a Mayra y Mariana.
Rutear y conocer a Germán (y reencontrarnos en Mendoza).
Perderme en el Fin del Mundo.
Y conocer a Edu, Pablo y Luis.
Irme con ellos a avistar ballenas, pingüinos y leones marinos. Emocionarme al ver la grandeza de la naturaleza.
El anochecer en el Glaciar Martial.
Y ver el amanecer sobre las montañas cada mañana.
La luna gigante sobre la bahía de Ushuaia. Y el cielo rosado.
Leerme ‘Estás muy callada hoy’ de Ana Navajas a quien conocí en mis primeros días en Buenos Aires.
Los trekkings por el Parque de Tierra del Fuego y ver un zorro rojo por primera vez.
Enamorarme de la montaña. Como concepto. Como esencia. Y sentirme tan bien en ella.
Y esa estrellita más en el cielo que ahora brilla con fuerza y que tanto echo en falta ❤️🩹
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