Historias a los 30: Odio que me digan que fluya 🏄
¿Alguien me ha visto con cara de salmón saltando por un río?
No soy un río. No soy un pez. No busquéis en mí que nade entre indecisiones simplemente porque esté de moda no llamar a las cosas por su nombre. Porque está de moda que todo sea líquido. No me gusta que ante una situación la respuesta sea: “Tú deja que fluya”. A veces tengo la sensación que es la respuesta rápida ante cualquier duda. ¿Tiene sentido rehuir de la responsabilidad, de la respuesta? ¿Tiene sentido esperar que algo, alguien, una corriente decida por ti? Cuando algo me preocupa y lo hablo con mis amistades odio que la respuesta fácil sea: “Tú deja que fluya”. ¿Eso qué significa🤨? ¿Que me despreocupe? ¿O es que directamente no quieres esforzarte en estar a mi lado cuando no todo es confeti y unicornios saltando por el campo?
No sé hacerlo y parece que hoy en día eso signifique que eres una persona cuadrada, anticuada o vete a saber qué otro adjetivo y no lo creo así. Creo que nos escudamos demasiadas veces en la moda del fluir para evitar la responsabilidad emocional💥. No todas las personas estamos preparadas o no nos da la gana el tener que no-decidir para que sea sinónimo de encajar en el postureo moderno. Repito, no soy un pez. ¿Por qué tengo que dejar en manos de otros mi felicidad y mi libertad?
Que no sepa fluir, o no entre en mi forma de ser, no significa que necesite saberlo todo, ponerle etiquetas a todo, ¿pero tan mal está poner los puntos sobre las íes? Hoy en día parece que sí🥴.
Decir “yo fluyo” está de moda. Es ‘cool’. Suena que te mueves según el aire que sopla, según la corriente y que todo te encaja. Porque no sé si nunca has pensado que algo que fluye nunca decide su propio destino. El agua fluye por donde puede. Si choca con un obstáculo, no hace nada. No lo traspasa, no creo un tunel para llegar al otro lado. O se para. O se vapor un lugar distinto. Pero, ¿ha decidido el agua virar su camino o ha sido el obstáculo quién ha decidido por dónde debe seguir?
Fluir, para mí, tiene un punto errático que es el de dejar en manos de ‘otro’ o del Universo, del “ya se verá” tus decisiones. Este tipo de fluir es insano. Es huir de tomar decisiones y huir de construir la vida que quieres y tu felicidad. Es postergarlo una y otra vez. Es actuar en base a tu emoción de ese momento, sin cautela alguna porque “el momento es ahora y hay que fluir en él”. Y no lo digo yo, lo dicen los psicólogos que esto no es más que un miedo a tomar decisiones difíciles. Es una forma de esquivar la responsabilidad y de evitar el dolor🥶.
Hay un fluir sano que es en el que tienes claro tu propósito, tus valores y tus objetivos. Pero, incluso así, por moderno que sea el fluir, no todo el mundo se siente cómodo siendo un río con un camino marcado. A veces, el que más fluye es el que se lo salta, el que decide cambiar de rumbo y ser un poco salmón saltando contra corriente.
Creo que todo en la vida es una base de equilibrios. Hay un tema que el fluir te permite, también dicho por psicólogos, bajar los niveles de estrés y ansiedad en una generación como la nuestra que ya os conté aquí cómo nos sentimos. Cuando sufres ansiedad, suele ir acompañado de una preocupación por el futuro y, más del 95% de esas preocupaciones que rondan en tu cabeza jamás sucederán. También ocurre con la ansiedad que tiendes a sobre pensar en exceso esos eventos futuros o repasar momentos pasados para sobre analizarlos. Cuando dejas esas preocupaciones de lado porque fluyes, bajan tus niveles de ansiedad y de estrés. Es una herramienta difícil de gestionar y dominar pero muy poderosa. El problema está que lo hemos cogido como excusa barata para ser, en parte, más irresponsables. Para no tomar decisiones.
Estoy a punto de hacer un viaje en el que no sé que me deparará. Si estaré 4 meses o 2 semanas, pero mi único objetivo es disfrutar y no me preocupa el tiempo que esté. No me preocupa el decepcionar a nadie porque a la única que no debo decepcionar es a mí misma y sería una decepción forzarme a algo solo por pensar en los demás. Cuando he hablado sobre este viaje la respuesta a veces ha sido que deje que fluya. Y estuve pensando. ¿Qué tiene que fluir? ¿Por qué ante una duda la respuesta es fluir como sinónimo a no tomar una decisión? Quiero hacerlo, quiero decidir y tengo un esbozo de los meses y los destinos. No tengo los billetes a todos los destinos, no tengo los alojamientos, ni un excel con todo lo que haré, pero sí tengo mis objetivos y con ellos decidiré. Porque tengo unas responsabilidades que cumplir con la gente en mi vida, con mi trabajo y conmigo misma. Pero, gente, hay que tomar decisiones a diario no podemos esquivarlas.
Así que si una persona que te importa necesita que aportes un poco de luz a su preocupación, no le digas “deja que fluya”, ayúdala a encontrar el camino. No huyas de tu responsabilidad de estar a su lado. Si eres una persona que está con alguien, deja de querer todos los beneficios de una relación sin llamarlo relación porque “estáis fluyendo”.
Llama las cosas por su nombre y fluye en la vida, realmente, cuando sepas por qué lo haces, con qué propósito y qué quieres conseguir. No lo hagas por miedo a pensar o a tomar decisiones difíciles, porque siento decirte que lo serán hoy, mañana, pasado y dentro de 2 meses. Pero, ¿sabes qué? Si esperas 2 meses para tomar una decisión importante porque estás esperando que todo fluya sin ponerle tú ni rumbo ni timón 🌊, habrás perdido el tiempo. Y no hay nada peor en la vida que perder el tiempo, en serio.