Me gusta pensar cómo la lengua configura el mundo que vemos. Como mostrás en tu texto, creo que el español establece un vínculo muy estrecho entre el oficio o la profesión que desarrollamos y la identidad porque utiliza el verbo SER. En italiano, en cambio, se utiliza el verbo FARE (hacer). En Argentina, solía decir "Soy traductora". En Italia, digo "Faccio la traduttrice". La cosa cambia.
Y a propósito del tema de tu texto, se me ocurre compartir un fragmentito de un texto de Carrère que traduje el otro día:
Y por eso me inquieta tanto que en los próximos años haya unas enormes crisis de identidad, porque muchos trabajos van a desaparecer con esto de la IA. Habrá que volver a reinventar nuestra narrativa, pero a ver a qué precio.
Serán épocas complicadas pero también pasó anteriormente. Las máquinas sustituyeron a trabajadores en cadenas de montaje, el email sustituyó mucha comunicación escrita… y aquí seguimos reinventándonos. La diferencia es que hoy en día nos quejamos más que actuamos. Estamos ante una sociedad muy acomodada como nunca antes había ocurrido. Eso debería preocuparnos de verdad
Estoy de acuerdo con que nos gusta quejarnos. Pero la velocidad a la que se vienen los cambios de la IA es muy superior a todo lo anterior. Por supuesto que seguiremos reinventándonos (yo vivo en un modo beta continuo), pero será más complejo que nunca.
Estoy de acuerdo en que tenemos más opciones y accesibilidad que nunca, y eso es una gran ventaja. No creo que sea más difícil reinventarse ahora que en otra época porque estamos hechos para ello, para cambiar y adaptarnos.
Cuando digo que es complejo me refiero a ese factor exponencial, y a la dificultad para mantener el foco precisamente por esas opciones infinitas a las que tenemos acceso.
Antes, la adaptación requería esfuerzo, pero al menos permitía cierto margen de maniobra. Ahora, la transformación es tan acelerada que apenas tenemos tiempo para procesarla.
Me gusta pensar cómo la lengua configura el mundo que vemos. Como mostrás en tu texto, creo que el español establece un vínculo muy estrecho entre el oficio o la profesión que desarrollamos y la identidad porque utiliza el verbo SER. En italiano, en cambio, se utiliza el verbo FARE (hacer). En Argentina, solía decir "Soy traductora". En Italia, digo "Faccio la traduttrice". La cosa cambia.
Y a propósito del tema de tu texto, se me ocurre compartir un fragmentito de un texto de Carrère que traduje el otro día:
https://substack.com/@juliabarandiaran/note/c-98909677
Ahí mismo está la relevancia. En el verbo que usamos y cómo nos vincula más o menos lo que hacemos con lo que somos.
Muchas gracias por compartir. Voy a leerme ese fragmento que me compartes :)
Y por eso me inquieta tanto que en los próximos años haya unas enormes crisis de identidad, porque muchos trabajos van a desaparecer con esto de la IA. Habrá que volver a reinventar nuestra narrativa, pero a ver a qué precio.
Serán épocas complicadas pero también pasó anteriormente. Las máquinas sustituyeron a trabajadores en cadenas de montaje, el email sustituyó mucha comunicación escrita… y aquí seguimos reinventándonos. La diferencia es que hoy en día nos quejamos más que actuamos. Estamos ante una sociedad muy acomodada como nunca antes había ocurrido. Eso debería preocuparnos de verdad
Estoy de acuerdo con que nos gusta quejarnos. Pero la velocidad a la que se vienen los cambios de la IA es muy superior a todo lo anterior. Por supuesto que seguiremos reinventándonos (yo vivo en un modo beta continuo), pero será más complejo que nunca.
Es más rápido porque es exponencial, pero no creo que sea más difícil ahora que antes. Creo que eso es un sesgo que tenemos al estar viviéndolo.
Tenemos la capacidad de aprender y de acceder a conocimiento como nunca.
Quien en una cadena de montaje solo sabía poner tornillos y lo reemplazaron por una máquina, no creo que le fuera fácil asumir y reinventarse.
Ahora es todo más volátil y rápido que antes, pero también tenemos más opciones y accesibilidad de la que hemos tenido jamás.
Estoy de acuerdo en que tenemos más opciones y accesibilidad que nunca, y eso es una gran ventaja. No creo que sea más difícil reinventarse ahora que en otra época porque estamos hechos para ello, para cambiar y adaptarnos.
Cuando digo que es complejo me refiero a ese factor exponencial, y a la dificultad para mantener el foco precisamente por esas opciones infinitas a las que tenemos acceso.
Antes, la adaptación requería esfuerzo, pero al menos permitía cierto margen de maniobra. Ahora, la transformación es tan acelerada que apenas tenemos tiempo para procesarla.